El mensaje del primer capitulo del evangelio de Lucas es profundo y hermoso. Vemos el primer milagro en el nacimiento de Juan el Bautista de una anciana estéril. Vemos el segundo milagro en el nacimiento de Jesús de una virgen judía que no había conocido varón; pero que fue obediente al mensaje del Señor.

Y aunque esos fueron milagros sorprendentes, no son los mayores: el mayor de los milagros es que el hombre pecador puede ser salvado. ¿Es posible que el hombre degenerado, apartado de Dios y de todo lo bueno, egoísta, orgulloso, enemigo de Dios y destinado a la condenación eterna pueda ser salvado y declarado justo delante de los ojos del Dios eterno y tres veces santo? Si, si es posible. No para los hombres claro esta. El ser humano no puede hacer absolutamente nada para ganarse el favor de Dios. Ninguna religión, rito, pacto, decisión, compromiso de la voluntad puede satisfacer el alto estándar de la santidad de Dios.

El nacimiento del Salvador, la mayor muestra del poder de Dios

Pero el Señor, con su grande amor con que nos amó, proveyó una salvación eterna en su Hijo Jesucristo, logrando lo que se creía imposible: la salvación del hombre perdido. Porque no hay NADA IMPOSIBLE para Dios. El es el Dios de los imposible, el Todopoderoso, Jehová Dios eterno, digno de toda honra, admiración, gloria y alabanza. Hace cuanto le place y no hay nadie que detenga su mano. Sus propósitos son santos, eternos, justos y buenos. El nacimiento, vida, muerte sustitutoria y resurrección de su Hijo Jesucristo hizo posible lo imposible.

Esto tiene una implicación tremenda si podemos apropiarnos de esta verdad por la fe en nuestras vidas. Si Dios pudo declararme salvo, haciendo lo que era imposible para los hombres, ¿como no podrá darme solución o salida para cualquier otro problema de la vida? Si no escatimo a su propio Hijo, sino que lo entrego por mi, para que muera por mis pecados, ¿como no me dará junto con El todas las demás cosas? Ciertamente, si Dios esta conmigo, nadie puede estar contra mi. El me justifico, ¿quien me puede condenar? Dios hizo maravillas en mi vida, hizo posible lo imposible, y ¿yo he de dudar de su amor, provisión, cuidado, fidelidad? No mis amigos y hermanos. No tengamos tal corazón incrédulo y malvado. Dios es fiel. Es poderoso. Ha dado la mayor muestra de su poder en la salvación del hombre pecador. Dios puede hacer todo. Aferrémonos a esa realidad, creamos en el Salvador Jesucristo y adoremos a Dios, sirviéndole de todo corazón, doblando nuestras rodillas en oración y alabanza al Padre, dándole gracias en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

«porque nada hay imposible para Dios»  (Lucas 1:37)

 

Alégrate pues no hay imposibles para Dios! No existe nada en este mundo ni en el venidero que nos pueda separar del amor de Dios. Levántate y vuélvete al Señor, que es amplio en perdonar, grande en misericordia y lleno de amor.

Amen!

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