Si has caminado ya un trecho en el Señor advertirás que corremos el peligro de estar tan concentrados en los que nos sucede ahora o en la ansiosa expectativa de lo que vendrá mañana que olvidamos lo que hemos vivido ya. Muchas veces oramos y clamamos porque Dios este presente en nuestras vidas en el futuro y nos volvemos ansiosos por el que será; pero olvidamos que Dios también estuvo con nosotros en el pasado y que cada cosa que vivimos es parte de su preparación y trato con nosotros. La verdad es que cada caída, cada crisis, cada victoria, cada momento en los que Dios nos habló, cada sueño que nació en nuestro corazón, cada circunstancia en nuestra vida fue ordenada o permitida por Dios con un propósito sublime: no el de hacernos felices, no; sino el de conformarnos a la imagen de su Hijo.
El Señor nuestro Dios esta activamente involucrado en la vida de sus hijos, aquellos que han creído en el nombre del Hijo de Dios y le siguen. No a todos, sino solo a los que aman a Dios, TODAS las cosas les ayudan a bien. Y «a bien» no corresponde con nuestro pobre concepto de éxito, bienestar o felicidad. Hablamos del bien supremo, el bien mayor que consiste en que se cumplan los propósitos de Dios en nuestras vidas.Y a veces eso significa pasar por el valle de la enfermedad, la crisis financiera, emocional, sentimental, por el pecado, por la debilidad, por la frustración, por la impotencia, aun hasta la muerte. Porque mis amados, los caminos de Dios no son los nuestros y su propósito máximo en nosotros no es nuestra comodidad sino su gloria por medio de nuestra madurez a la imagen y semejanza del Señor Jesucristo.
Este privilegio esta reservado a aquellos quienes fueron conocidos de antemano por Dios, quienes fueron predestinados desde la eternidad pasada para ser hechos como el Señor de la Gloria, vasijas de barro destinadas a honra para glorificar a Aquel que puede usar y darle valor a pecadores imperfectos, ignorantes y débiles. Desde el inicio hasta el fin este proceso es llevado y sostenido por Dios y por ello la gloria le pertenece a El.
Le doy gracias a Dios por cada momento vivido y le pido me ayude a nunca olvidar de donde me sacó y que cada circunstancia vivida, aun las mas duras, fueron permitidas y usadas por Dios para bien. No nos olvidemos que nada escapa de la soberanía y poder de nuestro Dios. Puedo estar pasando en este mismo momento por un momento critico; pero puedo mirar al cielo y encontrar gozo al saber que todo ayuda a bien. Aunque no vea salida a mi problema, puedo confiar en que Dios lo llevara a bien.
Mi amado hermano(a), hoy recuerda que tu Dios llevará a bien tu circunstancia actual. Gózate en el Señor por lo que vives, confía en El y espera su provisión; porque no serán jamás avergonzados o confundidos los que confían en El. Que Dios nos lleve a la madurez espiritual en cada momento de nuestras vidas. Descubrirás que la crisis pasará y saldrás de ella purificado, con una fe mas fuerte, mas convencido del amor y cuidado de Dios y con un deseo renovado por servirle y amarle con todo el corazón.
«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos» (Romanos 8: 28-29)