Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino, que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.
(Nehemías 1:1-3)
El pueblo de Israel ha pasado por años de graves tribulaciones. Años de exilio babilónico al parecer no han producido el fervor espiritual en el pueblo de Dios, pues al regreso a Jerusalén, pues los años han pasado y la ciudad sigue estando con las murallas destruidas y el pueblo en gran afrenta e inseguridad por ello. Todos los que viven allí no se sienten incómodos por ello, sino que se han mantenido en esa situación tan precaria y no vemos a nadie levantarse para cambiar la situación. Esta es una de las grandes bendiciones del ser humano y uno de sus mas grandes defectos: nos acostumbramos a lo que sea en lo que vivamos por cierta cantidad de tiempo. Sin embargo, damos gracias a Dios por hombres como Nehemías, que no se conforman a la situación en la que se encuentran, sino que buscan a Dios con esa insatisfacción que los lleva a clamar, a orar y a buscar que la mano de Dios obre para cambiar la situación presente.
Eso es lo que vemos en primera instancia. Llegan algunas personas a Nehemías, siendo el copero del rey en la ciudad de Susa, capital del imperio persa y le comentan acerca del estado ruinoso en el que se encontraba la ciudad de Jerusalén, como estaba descuidada y abandonada la ciudad del Gran Rey. Al enterarse de esto, Nehemías, a pesar de que estaba muy lejos de Jerusalén, siente la carga y asume la responsabilidad por hacer algo. Llora, hace duelo, ayuna y ora delante de Dios por la restauración. Esta es una palabra preciosa, la cual es enfatizada en este libro. Restauración de la ciudad de Jerusalén. Restauración del pueblo de Dios. Restauración es volver al diseño original, es volver a lo que Dios había planeado originalmente para nosotros. Es ser todo lo que Dios quiere que seamos y no lo que hemos hecho de nosotros por causa de nuestras decisiones pecaminosas.
1. Oramos por la restauración de nuestra actitud ante Dios (v. 4-6ª)
“Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche”
Lo primero que queremos resaltar es la actitud comprometida de Nehemías con su pueblo y con la ciudad del Señor. Si hablamos solo en términos humanos, Nehemías era un copero, ni siquiera era un sacerdote o un funcionario del antiguo reino de Israel. No tenia responsabilidad legal o humana; pero si tenia responsabilidad espiritual como un israelita que amaba a Dios y a su pueblo. Vemos que la noticia del grave estado en el que se encontraba Jerusalén produce en Nehemías un grave shock: se sienta, llora y hace duelo por algunos días. Esto nos habla de la profunda tristeza de corazón que había causado en él.
Lo segundo que vamos a resaltar es la resiliencia de Nehemías. Resiliencia es la capacidad de sobreponerse ante situaciones de grave desesperación y necesidad. Nehemías no se queda en ese estado de profunda tristeza, sino que, pasados unos días de duelo y dolor, se levanta y empieza realmente a hacer algo por cambiar la situación. Ayuna y ora delante de Dios para buscar una real y verdadera solución. Muchas personas piensan que solo porque lloran, se quejan y lamentan van a cambiar su situación. Realmente lo único que logran es victimizarse, pero no están cambiando nada. La situación difícil no cambia realmente hasta que hacemos algo. Y lo mejor que podemos hacer es buscar a Dios por sabiduría, por provisión, para que abra puertas de solución para lo que estemos pidiendo.
Quisiera que reflexionemos en algo: ¿es que los habitantes de Jerusalén no veían el estado en el que se encontraba la ciudad? ¿acaso ellos no estaban aun en mejor situación de poder hacer algo para cambiar esa situación? ¿Por qué no lo hacían? ¿Acaso tenia que enterarse de ello un hombre situado a cientos de kilómetros de Jerusalén para sentir carga por ello? Nehemías era el hombre correcto en la situación correcto para el llamado de Dios. El hizo lo que los demás no estuvieron dispuestos a hacer. El quiso pagar el precio que otros no quieren pagar. Muchos desean la bendición de otras personas, pero no están dispuestas a pagar el precio que esas personas han pagado. Hermanos, no hay bendición sin pagar un precio. No hay bendición sin compromiso. En esto vemos como Nehemías empieza a hacer lo que todo el pueblo de Israel no había querido hacer: humillarse ante Dios y corregir su actitud. Muchas veces hermanos oramos, pero tenemos una actitud incorrecta ante Dios, una actitud soberbia, cerrada, displicente ante el Señor.
Nehemías empieza con Dios: “Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos”. Esta oración muestra la actitud correcta, las palabras correctas, un corazón humilde, dependiente e informado de quien es Dios y cual es su carácter.
- Le llama por el nombre del pacto de Dios, Jehová, Yaweh, Yo soy el que soy, el nombre con el que se reveló a Moisés y al pueblo de Israel.
- También es Elohim, el Dios poderoso de los cielos, quien es grande y temible, todo poderoso y benevolente Dios de Israel.
- El es quien guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos. Añadiríamos que el guarda el pacto aun con su pueblo infiel. Recordemos que Israel fue al exilio por su desobediencia. Aun así, Dios los hizo regresar porque El es quien guarda el pacto para con Abraham su amigo.
Nehemías pide: “esté atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche”. En este sentido podemos ver algunas cosas importantes:
- Se ve a sí mismo como un siervo de Dios, y ruega al Señor que le preste atención por esa razón. Nehemías no es un extraño para el Rey de los cielos, es su siervo. Para el era clara esa relación porque recordemos que el trabajaba como copero del rey. Este trabajo era un cargo de mucha confianza y de mucha responsabilidad porque de su buen trabajo dependía la vida del rey (y por ende la suya propia). Sin embargo, aunque la vida del rey dependía del copero en cierto sentido, eso no le daba al copero autoridad sobre el rey o le permitía tomarse atribuciones que no le correspondían. El seguía siendo siervo del rey y transfiere ese conocimiento a su propia relación con Dios.
- Pide a Dios que preste atención a su oración porque lo hace insistentemente día y noche. Vemos entonces que Nehemías está orando durante varios días, seguramente no con las mismas palabras, pero si con el mismo corazón y la misma actitud. El verso 1 nos dice que le informaron a Nehemías de la situación de Jerusalén en el mes de Quisleu (aproximadamente el mes de noviembre o diciembre) y vemos que se presenta ante el rey para presentar su petición en el mes de Nisan (aproximadamente el mes de marzo o abril). Así que durante todo este tiempo Nehemías se mantuvo orando con fidelidad a Dios por estas situaciones.
2. Oramos por la restauración de nuestra comunión con Dios (v. 6b-8)
“por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo. Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos”
Lo que está empezando a hacer Nehemías es importante porque no solo está restaurando su actitud para con Dios, sino su comunión con El. Asimismo, está pidiendo por la restauración de la comunión del pueblo de Israel con su Dios. Y el principal problema que rompe nuestra comunión con Dios es el pecado y sus diferentes manifestaciones:
- Pecados de inmoralidad y maldad
- Desidia, desinterés ante Dios
- Dar mayor prioridad a los asuntos terrenales, despreciando el servicio y la adoración a Dios
- Desobediencia explicita a la Palabra de Dios
- Impureza ritual, profanar lo sagrado, darle la espalda a Dios.
Aquí la oración de Nehemías se vuelve una oración intercesora por el mismo y por todos los hijos de Israel. Antes de pedir por la restauración de los muros externos y visible, lo que ora Nehemías es que Dios restaure los corazones internos e invisibles, por los pecados de los hijos de Israel que ellos han cometido a lo largo de los años y que no los han confesado, lo cual ha roto la comunión del pueblo de Dios con el Señor. Nehemías mismo se identifica también con el pueblo de Israel: “los hijos de Israel hemos pecado contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado”. A pesar de que Dios es Yawveh, el Dios del pacto con Israel, Israel no guardó el pacto acordado. A pesar de que Dios es Elohim, el Dios poderoso, temible y grande, Israel no quiso sujetarse y obedecer al Señor. A pesar de que Dios guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, Israel “en extremo se ha corrompido contra Dios, y no han guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que Dios dio a Moisés su siervo”. Israel no tuvo temor de las consecuencias del pecado, no se sintió apenado por vivir durante años en la disciplina de Dios, no recapacitó porque se habían apartado de Dios y no se sintieron movidos a buscar la restauración y el cambio.
Nehemías reconoce que la situación en la que se encuentra el pueblo de Israel es debido a su desobediencia. Ellos realmente merecen encontrarse en la situación en la que están y aún peor porque solo es por la gracia de Dios que permitió que Israel regrese del exilio. Ellos bien podrían haber llegado a Babilonia e ir mezclándose entre los babilonios hasta desaparecer como nación. Eso es lo que Dios habló por medio de Moisés: “Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos”. Sin embargo, aquí vemos la misericordia de Dios a la que apela Nehemías. A pesar de que Israel merece el castigo, el pedido es que Dios pase por alto la maldad de su pueblo y lo restaure a lo que siempre Dios quiso que Israel fuese.
“Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará Jehová. Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen. Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma. Cuando estuvieres en angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz; porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres”
(Deuteronomio 4:27-31)
La idea de este texto es que el pueblo de Dios restaure su comunión con el Señor antes de poder empezar a pedir ni empezar nada. No hay nada mas importante para el pueblo del Señor que tener una buena comunión con El.
3. Oramos por la restauración de nuestro propósito en Dios (v. 9-11)
“pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa. Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey”
Lo que Nehemías ora es que si bien es cierto que la Palabra de Dios anunciaba el juicio del Señor si el pueblo desobedecía, también la Palabra del Señor anunciaba la gracia de Dios y la misericordia si el pueblo se arrepentía. Y esto justamente es a lo que apela Nehemías: a que Dios perdone al pueblo y aunque los haya dispersado por las naciones, los vuelva a traer a su tierra y restaure el propósito original de Dios para su pueblo escogido. Ahora, al hacer esto, Nehemías está logrando varias cosas:
- Orar por la restauración del pueblo de Dios. El objetivo es que Israel llegue a ser todo lo que Dios quería que su pueblo fuera.
- Hay que notar que ninguno de Israel está orando por esto, sino que es un hombre quien toma el lugar de Israel para pedir por ellos, por el perdón de sus pecados, por la restauración de la comunión con Dios, por bendición y para que Dios abra puertas y cambie la situación en la que se encuentran. ¿Qué es esto? Esto se llama intercesión, cuando un hombre o mujer se colocan entre el pueblo y Dios para orar, clamar y pedir incesantemente por la bendición de Dios. Al hacer esto, Nehemías esta empezando a cumplir su propio propósito: Dios le había levantado para ser un hombre de bendición, un líder espiritual para su pueblo, una persona que inspire a otras y para ello debe primero amarlos y no hay mejor manera de hacerlo que comprometerse en oración por ellos.
- Al orar de esta manera esta pidiendo que el nombre de Dios sea glorificado en medio de su pueblo. Él ya los había liberado con mano poderosa, no solo de Egipto, no sólo del desierto, no solo de las naciones paganas de Canaán, no solo de la anarquía de los años de los jueces, no sólo de la idolatría de la época de los reyes, no sólo del exilio babilónico, sino que ahora los había traído de vuelta a su pueblo. Dios seria glorificado si su pueblo que El mismo había liberado florecía y prosperaba en la ciudad donde Dios había hecho habitar su nombre.
Lo que vemos al final de esta oración es que otros ya se habían inspirado a orar también por esta situación. Nehemías está orando también por acciones específicas, no solo por la restauración y la bendición, sino por acciones puntuales que le lleven a lograr ese propósito. Nehemías dice: “Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey”. Vemos las siguientes acciones específicas:
- Nehemías había trazado un plan y oraba por ello
- Otros se habían unido en oración por este plan también
- El deseo de sus corazones era reverenciar el nombre del Señor. Aquí no había gloria personal, sino el deseo de honrar el nombre de Dios
- Nehemías ponía su plan en manos de Dios, sabiendo que de Dios dependía el resultado del mismo.
- Nehemías pide por un buen éxito y por gracia delante del Señor, pero también delante del rey de Persia.
Recordemos, Nehemías solo era un copero del rey; sin embargo, este hombre tenía un corazón para Dios; por ello sentía la necesidad del pueblo, se identificaba con ella, se levantó e hizo algo, oró y ayunó por ello; y puso manos a la obra. En ese momento no lo sabía, pero Dios lo levantó y lo utilizó para grandes cosas en la nación de Israel, para restaurar y para redirigir la mirada de la nación hacia Dios.
Amén!